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Una opinión sobre identidad

Una opinión sobre identidad

En ocasiones, nos enamoramos de un libro, de una canción, de una obra de arte, y a través de ella descubrimos sentimientos o pensamientos que teníamos, pero que no sabíamos cómo expresar. Así me sucede con un ejemplar literario adquirido en la más reciente Feria del Libro, La Fuente Viva, de Miguel Barnet me descubre en cada párrafo certezas que no sabía cómo expresar, me confirma presentimientos y me afianza convicciones.

Dice un colega de la radio que le estoy sacando provecho y no me ofende, es realmente así, no el provecho económico que pueda reportarme el pago de mi trabajo, pues igual podría hablar hoy de algún protagonista local y estaría ganado mi pan; sino provecho intelectual y social, porque quizás usted, al leer esta humilde opinión, también aprenda, se reconozca, se analice, como cubano y como “cangrejero”.

“¿Qué es la identidad? La identidad, como la insularidad, es algo muy inasible y muy cambiante. Nosotros no somos los mismos cubanos que fuimos en el siglo dieciocho o en el diecinueve. Hoy nuestra identidad está compuesta por otros valores, por otras formas de expresión, por otros contenidos. Entonces, la identidad es algo completamente cambiante. Hoy somos más ricos, porque tenemos la herencia de lo que recibimos de la cultura española, de la cultura africana, de la cultura francesa, de la cultura asiática, y estamos tratando de ver cómo eso, todo mezclado, como dijera Nicolás Guillén, nos descubre, nos revela lo más profundo de nuestros ser.

Pero es tan relativo, tan cambiante… ¿Por qué decir que el cubano es alegre, gracioso, bailador, si también es dramático, si el cubano también es profundamente reflexivo, si el cubano también es un ser preñado de contradicciones?”.

Son palabras de Miguel Barnet, pero le reitero que expresan lo que debemos tener bien claro respecto a nosotros mismos; yo agrego, desde mi modesta óptica local,  que el principal error está en creernos esos estereotipos que nos acuñan como irreflexivos, divertidos, extrovertidos y escandalosos y permitirnos ser así para todo, y tolerarnos de ese modo sin tratar de mejorarnos.

Nos conformamos con los esquemas cuando discutimos sin aceptar opiniones divergentes, cuando resolvemos con violencia lo que debe negociarse, cuando creemos que discutir es gritar y hasta irnos a las manos, también nos dejamos encasillar cuando asumimos como natural  que un video clip musical, para ser modernamente cubano debe tener un solar habanero bien marginal, con gallos, tabaco, ron y faldas cortas.

Si ha tenido la desgracia de ver un espectáculo ofrecido al turismo, sabrá de lo que le hablo, glúteos a la vista, mucho meneo, igual en Varadero, Holguín o Cayo Santa María; así nos presentamos como cubanos; por suerte, actúan agrupaciones locales, que aún cuando saben que su contrato depende de complacer gustos foráneos, apuestan por mostrar identidad; pero cuánto podemos hacer aún, nosotros, los de Caibarién, con tanto potencial que nos incluye y nos diferencia, para presentar nuestra verdadera y legítima identidad.

Porque también es un error considerarnos, sencillamente, esa mezcla que definió Don Fernando Ortiz como transculturación, en su tiempo; cierto que en ese momento estábamos cuando él lo dijo; pero, de entonces acá, el mundo ha crecido y ha cambiado, y nuestras relaciones con el mundo también, por lo que hemos dado y recibido y hoy somos unos "transculturados" diferentes, saberlo es esencial para encontrarnos.

2 comentarios

Frank J García -

Como dijera un escritor: «Los cubanos están entre vosotros, pero no son de vosotros. No intentéis conocerlos porque su alma vive en el mundo impenetrable del dualismo. Los cubanos beben de una misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se ríen con su música. Los cubanos toman en serio los chistes y hace de todo lo serio un chiste. Y ellos mismos no se conocen.

Jesús Risquet Bueno -

En casi un quinquenio he podido notar el avance del trabajo cultural en Caibarién. No son pocas las actividades en que he participado durante mis vacaciones en aquel lugar. Pienso que precisamente en las vacaciones de verano aún deben enriquecer más el panorama cultural. No basta con ofrecer carnavales, baile y playa. Confío en que próximamente encontraré obras teatrales y conciertos con el propio talento local. Ustedes tienen para eso y para más.