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La culpa es de los piratas

La culpa es de los piratas

¿Por qué Caibarién, situada en la costa norte de Cuba, no fue una próspera villa en tiempos de la colonia?

A fines de 1513 el territorio de lo que hoy es Caibarién fue explorado por Pánfilo de Narváez, las Casas y Grijalba, entonces era terriotrio aborígen, con una aldea que llamaban Caybarien y otra nombrada Carahate en lo que conocemos actualmente como Cayo Conuco. Durante alrededor de dos siglos los cayos cercanos siguieron habitados por indígenas que vivían de la caza y la pesca , fundamentalmente, y hasta colaboraban con las autoridades de Remedios al avisar sobre posibles incursiones piratas o de los ingleses (en guerra con España) a principios del siglo XVIII).

Si en esos primeros tiempos nos hubieran fundado como villa, hoy Caibarién estuviera entre las primeras y el comercio hubiera sido su principal fuente de desarrollo; pero, la Historia no se hace con lo que pudo ser sino con lo que de veras ocurrió.

Como hacienda de San Juan de los Remedios, la zona de la costa norte central de Cuba, varias veces fue visitada por piratas; en 1650 entraban por este puerto hasta la vecina villa de Remedios, distante a siete kilómetros. El cabildo ordenó clausurar el camino y este se cubrió de malezas hasta ser intransitable; fue la solución de la época para impedir las inoportunas y temidas visitas.

Estudiosos de la historia como el escritor Rogelio Menéndez Gallo han fabulado con tales visitas y las posibles consecuencias, incluso genéticas, de los ataques sexuales a algunas coterráneas en tiempos tan distantes.

Más de cien años duró la interrupción de los viales de cualquier tipo, solo para inicios del siglo XIX fue que comenzaron a hacerse algunas concesiones: en 1819 se habilitó un puerto que comenzó a sustituir al de Tesico (más bajo y menos abrigado) y comenzó a hablarse de convertir la hacienda Caibarién en un poblado. Para 1822 se formó el primer núcleo poblacional de la naciente villa con la llegada de algunos vecinos desde Remedios al llamado Corral de los Cabrera, situado en esta área.

Al año siguiente la ensenada fue fortificada y protegida por dos cañones y cincuenta milicianos ante el temor de un ataque nada menos que norteamericano.

En 1824 se constituyó la capitanía con nombre “San Francisco de Caibarién”, y a partir de la clausura definitiva del puerto de Tesico en 1829, la ensenada de Caibarién empezó a tener movimiento como puerto oficial. Llegaron nuevos vecinos y construyeron sus viviendas en la playa, principalmente de yagua y guano. Para entonces ya era tarde en la carrera por ser villa privilegiada.

Nunca es tarde si la dicha es buena

Ya en 1832, después de numerosos litigios sobre el terreno en que se asentaría la villa de Caibarién, el capitán General Ricaford aceptó su fundación. Y de allí en adelante la principal acción fue fundar…

iglesia caibarienEn 1845 Caibarién tenía  347 habitantes en 84 casas, la mayor parte de ellas de embarrado y guano y existían algunos pequeños almacenes y otros establecimientos. La ermita de madera y guano se inauguró en 1849; el dos de mayo de 1857 se construyó la actual iglesia, con pequeñas modificaciones y varias restauraciones hasta nuestros días.

Muy pronto nos enlazábamos por ferrocarril a Remedios, corría el 1851 y el desarrollo venía “sobre rieles”.

1853 fue el año en que construyó el muelle público, en el 57 la primera escuela pública. Caibarién crecía a todas luces, al punto de que en 1859 ya la poblaban 1500 hombres, mujeres y niños que ocupaban 300 viviendas. Ya tenía 5 almacenes y un trapiche llamado Lapeyre que luego creció a central azucarero.

Un incendio y el cuerpo de bomberos

En 1864 un gran incendio destruyó varias casas en las antiguas calles Príncipe de Angola  y Marina, entre el pueblo, la tripulación del vapor Neptuno y la dotación del ingenio “Reforma”, lo extinguieron. Ante la contingencia, varios vecinos de la villa fundaron el primer Cuerpo de Bomberos voluntarios, con un carro bomba montado sobre cuatro ruedas.

Un cementerio

Hasta 1851 los restos de los escasos habitantes de Caibarién iban a descansar en el cementerio de Remedios, pero en ese año se hizo el primero en la zona oeste del pueblo.  Varias epidemias y la deficiente atención médica natural en la época llevaron a que pronto el sitio fuera insuficiente y quedara dentro del área prevista para el crecimiento de la ciudad, en el 64 comenzó a edificarse uno nuevo en los terrenos cedidos por Rafael Falero, demoró alrededor de quince años en estar totalmente concluido y es el que guarda hoy los restos de tantos coterráneos con ampliaciones y transformaciones propias del desarrollo y crecimiento local.

Por cierto, Falero, quien donó las tierras para el camposanto fue luego asesinado por los voluntarios españoles en las calles de la ciudad junto al también vecino de la villa, Francisco Jiménez.

Y así viene la historia de Caibarién hasta nuestros días, llena de acontecimientos, pero sin la primacía de haber estado entre las primeras villas fundadas por los españoles en Cuba, por culpa…de los piratas.

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