Blogia
mipedacitodecuba

Háblame del mar, marinero

Háblame del mar, marinero

Caibarién ya no es una aldea de pescadores, término que se estableció en el siglo XX para designar a esta pequeña ciudad de la costa norte central de Cuba; ahora el turismo es su más notable fuente de empleo y le siguen las industrias que apoyan el desarrollo turístico.

Sin embargo, la relación con el mar sigue siendo factor esencial en la identidad caibarienense, ya sea como fuente de alimentación, inspiración para artistas o por la incorporación de palabras de la jerga marinera al habla cotidiana, independientemente de profesión, nivel cultural o edad.

Desde el mismo gentilicio que nos identifica: cangrejeros,  comenzamos a usar términos marineros que solo en este entorno tienen su pleno significado. Y a partir de allí pudiera enumerar frases solo nuestras a las que mis coterráneos agregarían un sin número de otras:

Tiene una pila de chapines (tiene muchos hijos, alude a pequeña embarcación llamada chapín).

Tiene el culo vira´o pa´l muelle (que está de mal humor).

Rema que aquí no pican (ya no da fruto lo que se hace).

Tiene tremendas pulpetas  (se refiere al tejido graso que se acumula a los lados de la cintura y recuerda un plato típico de Caibarién llamado pulpeta que se hace con el pez macabí y tiene forma de tubo).

Parece un caguamo o caguama (para quien tiene la espalda encorvada o mal cuerpo).

Tiene tremenda guasa (para alguien con la boca muy grande, recuerda la leyenda de La Guasa del Pontón, un enorme pez en un barco mielero anclado en alta mar).

Boca de jamo (boca grande).

Bemba de chopa (labios sobresalientes).

Entre los más jóvenes que practican el deporte de las Velas en la Academia provincial situada en Caibarién, pueden escucharse frases como estas:

Está partí´a por la borda mirando pa´cá (se refiere a una posición donde se dobla el torso hacia atrás para mantener el equilibrio del barco en el deporte de las Velas, quien se parte por la borda, se inclina mucho para mirar con interés a alguien).

Le voy a rajar la tabla (se refiere a la tabla mistral, significa tener relaciones sexuales).

Ese es solo el comienzo de una lista que pudiera incrementarse si vamos a los apodos, pues estos abarcan a familias completas hasta el punto de no ser conocidas por sus apellidos reales, fenómeno que el escritor Rogelio Menéndez Gallo  recogió en un artículo titulado El pueblo de los nombretes. Langosta, Jaiba, Mojarrita, Tiburones, Cangrejones, Levisa, son solo algunos de esos motes o apodos.

De manera que nacer en esta orilla de la isla, aún cuando nunca se haya tenido la pesca como forma de sustento, y cuando ya son pocos los pescadores, nos hace conocer el lenguaje marinero y usarlo como propio.

Artículos relacionados:
Velas en Caibarién: mucha pasión

Velas al viento y pasión que no cesa

1 comentario

Ramon -

me gustaria un tema sobre los apodos