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Televisión en Caibarién, con mirada propia

Televisión en Caibarién, con mirada propia

Nunca antes sintieron tanta ansiedad, o sí, algunos de ellos con más edad experimentaron muy pocas veces ese latir intenso del corazón, el sudor en las manos… Tony, el administrador, solo recuerda una emoción comparable cuando nació su primera hija y aquella vez que entregó su testimonio al concurso de Casa de las Américas…Mary, la directora, anda segura entre todos, hace preguntas breves en un tono medio de voz, tal parece que hubiera inaugurado otros telecentros antes, pero quien la observa bien nota que las manos le tiemblan muy ligeramente…y así, cada uno de ellos; pero nadie más que Losman, él debe mover el botón más importante de las historia de los medios en Caibarién (al menos eso siente), abrirá un canal del swicher para que la transmisión salga al aire…por primera vez en la historia haremos nuestra propia televisión. Antes seleccionamos nuestro nombre con el concurso de todos, fue Robertico, el periodista, quien propuso el sonoro Centro Norte TV, lleno de intertextos.

Son las 5.30 de la tarde del 30 de abril de 2005, en el vestíbulo del edificio de dos plantas se congregan vecinos, constructores, curiosos y trabajadores de servicios: un televisor es el centro…en la planta alta otro aparato trasmitirá la imagen y el sonido para invitados, directivos, prensa y autoridades del municipio, cada quien pudo verlo en casa, pero juntos es mejor; todo está a punto cuando sale el Himno Nacional con las primeras imágenes: los soldados que portan la bandera, la doctora, los niños; de inmediato el editorial en voz e imagen de Yoel Betancourt, joven, tanto que hubo que recomendarle algunos cambios para hacerlo parecer un hombre y no un chiquillo: “ …vernos con mirada propia…” ¡Y comenzó esta nueva etapa de la extensa historia de los medios en Caibarién!

Vivirla intensamente ha sido una aventura que nadie se quiso perder, con aciertos, equivocaciones, y hasta “meteduras de pata” como para no olvidar; pero siempre entre todos, donde lo mismo la maquillista hace cámara que el camarógrafo es editor y el administrador gana un concurso por un mensaje de bien público.

Han pasado nueve años y cada aniversario fue una fiesta de pueblo, con galas organizadas por los propios artistas y técnicos del canal, en este tiempo los caibarienenses prestaron sus casas como sets para diversos programas, los organismos y entidades aportaron cuanto se les solicitó, desde un juego de tazas hasta los elementos para una mesa de escenografía; la técnica se deterioró pero las transmisiones jamás se detuvieron, es más, casi nunca el público lo notó.

Historias de todo tipo cuenta esta gente que aprendió televisión sobre la marcha, como aquel programa en vivo dedicado al primer aniversario donde sentaron a tres gorditos en el juego de mimbre prestado y el sofá traqueó públicamente, o la directora que pidió al camarógrafo: “hazle un zoom para oirlo mejor” o aquella vez que filmaron en el mar la historia para la gala del aniversario y el locutor se creyó pirata de verdad, y el día que se quemó la bombilla en medio de la transmisión y aquel…y el otro…

Unos se han ido, otros permanecen, regresaron varios, llegaron nuevos; pero el canal de Caibarién sigue siendo de todos y en este noveno aniversario aún despierta en muchos ese latir intenso del corazón, el sudor en las manos y la intensa emoción de hacerlo por nosotros mismos.

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