Homenaje a Martí a través de la prensa de otros tiempos en Caibarién
De abril de 1943 a febrero de 1947 Caibarién publicó para toda Cuba y América Latina una revista diferente, con un perfil cultural, dio espacio en sus páginas a los intelectuales residentes fuera de la capital cubana y estableció lazos de colaboración con figuras al sur del Río Bravo. Dos hombres fundamentales dieron vida a la publicación: Quirino Hernández y Ramón Arenas.
En 2012 los caibarienenses rinden homenaje a Quirino Hernández en el centenario de su natalicio, como antes los hicieron en 2004 con Arenas; el plan de actividades comenzó este 26 de enero en la Biblioteca Pública “Antonio Arias García” con una disertación sobre “El martianismo en Archipiélago” y una revista oral dedicada a José Martí, a propósito de que el 28 de enero se cumplirán 159 años de su natalicio.
Si bien Archipiélago merece un artículo y Quirino Hernández otro, en vísperas del aniversario del Héroe Nacional de Cuba, quiero particularizar en el profundo conocimiento de la obra martiana entre los hombres y mujeres de la revista, y en la promoción de ese conocimiento a través de la poesía publicada en ella.
Generalmente es enero fue el mes escogido para que la publicación de Caibarién honrara a José Martí, nunca en mayo, aniversario de su muerte; al cabo de tantos años y sin ninguno de los implicados vivo, me permito especular que preferían recordar su natalicio. Desde la portada del número de abril de 1943 también nos saluda ese espíritu martiano con una frase: “Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América”.
Otro elemento interesante es que siempre fue a través de la poesía, en cada uno de los cuatro años que salió Archipiélago; pero, de ese particular ya sabemos un poco, pues una carta de Dora Alonso a Ramón Arenas explica que la carencia de espacio obliga a que las colaboraciones, incluso de los narradores reconocidos, sean en verso, y, por supuesto, en el caso del Apóstol de la independencia de Cuba, ese género literario se aviene perfectamente a la expresión de los sentimientos que inspira.
Los autores de los homenajes poéticos fueron: Antonio Hernández Pérez, Ernesto Victor Matute, Ody Breijo y Adolfo Menéndez Alberdi.
Letanía Martiana es el título del romance que Antonio Hernández dedica a Martí, fue escrito especialmente para Archipiélago y así lo explicita, en él resalta valores martianos que hoy constituyen paradigmas como su latinoamericanismo, patriotismo e independentismo, y resalta como leit motiv la sencillez y humildad. También en este, Hernández utiliza uno de los símbolos preferidos para denominar su poesía: las mieses, al decir “…y de mis mieses rotundas te estoy cortando una espiga”.
La página central de enero de 1944 acoge la poesía del guantanamero Ernesto Victor Matute, con cuatro poemas vanguardistas cuyos títulos aluden a las más visibles virtudes martianas: Hombre, Poeta, Visionario y Mártir. El complemento a esta poesía se logra con las ilustraciones de Clotildo Rodríguez Mesa, otro de los “hombres de Archipiélago”. El autor destaca el peregrinar de Martí por toda la América “en un verso de Martí caben los Andes” y retoma símbolos martianos como el cóndor, la estrella, las cumbres.
Por su parte, Ody Breijo, en el número de enero del 46, ofrece su poema Nacimiento de Martí, que logra un ritmo y estilo coloquial a través del uso de signos de admiración e interrogación. Tal parece que conversamos sobre el momento aquel: “-¡En caso de Leonor y de Mariano/ acaba de nacer la libertad!”.
Canto mínimo a José Martí de Adolfo Menéndez Alberdi, aparece en el número de Archipiélago de enero de 1947, una trilogía compuesta por Evocación al Maestro, Evocación al Apóstol y Evocación al Mártir, los tres apelativos más reiterados para referirse a Martí, y que ganara el Concurso anual del Liceo de Guines. Los símbolo de la estrella y el ala, tan entrañables a Martí, viene a estos versos para recordar a aquel que vivió “con su ala y su raíz sangrando besos / por una ausencia agónica de palmas”.
Profunda y convencidamente martianos los de Archipiélago revivieron a través del homenaje que les hiciera la Biblioteca Pública de Caibarién.
0 comentarios