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Sanlay, la primera caibarienense a Panamericanos

Sanlay, la primera caibarienense a Panamericanos

Una mujer de Caibarién estará por primera vez en la historia de la localidad en unos  Juegos Panamericanos, también es la primera en que una fémina asiste en su deporte a un evento en esa categoría

Esta muchacha nacida hace 21 años parece destinada a marcar las primicias ya antes fue la primera cubana a una Olimpiada en el deporte de las velas, cuando en 2010 compitió en los Juegos Olímpicos Juveniles de Singapur.

Su sencillez, alérgica a entrevistas, parca en palabras cuando los periodistas nos hacemos inevitables no descubre a quién ha dedicado más de la mitad de su vida a buscar el mejor viento para llegar siempre de las primeras.

Sanlay Castro de la Cruz, nos incrementará el ego local cuando su vela ondee en Toronto, detrás de ese nuevo reto estarán la consagración de su familia, en especial de una madre que la enrumbó y apoyo siempre hasta hoy, y el esfuerzo de esa chica que siempre ha tenido las mejores notas, que viaja kilómetros para ir de la universidad a la base de entrenamiento y que aún así resulta de las primeras también en el estudio.

La modestia y la sencillez irán a Toronto con Sanlay, en su pecho tiene ya la medalla del orgullo que sentimos por ella.

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El hombre de la campana o la novela de Caibarién

El hombre de la campana o la novela de Caibarién

Escribir sobre El hombre de la campana me pone en el dilema de escoger entre la identificación con el libro que se produce en todo habitante de Caibarién al autorreconocerse en los personajes, sitios y situaciones narradas en esta, la primera novela de Rogelio Menéndez Gallo, o referirme a los valores que pudieran aportarle universalidad y, por tanto, atraerle otros públicos. Imposibilitada de separar ambos intereses por una limitación genética que tenemos los nacidos en esta orilla de la costa norte del centro de Cuba, que nos obliga a creernos habitantes del lugar más importante del planeta, me referiré a ambos aspectos de esta obra del llamado “padre de la jodeosofía”.

Primero intentaré definir esa ciencia que Menéndez Gallo se inventó para dar sustento teórico a su humor, imprescindible en cada una de sus obras con todos los componentes que le son inherentes: desde la sonrisa socarrona hasta la más sonora carcajada, pasando por el choteo; eso sí, “con sustancia”, pues dicen, no sin razón, que los cubanos nos reímos de nuestras propias desgracias, pero bien que las pensamos y de algún modo risueño y optimista las enfrentamos y resolvemos.

Así escribe Gallo; como buen profesor de Historia, sus novelas tienen una clara ubicación temporal con un delineado entorno socio-económico-político, aún cuando no lo parezca; en esta se habla de la década del treinta del siglo XX, y de la situación revolucionaria que caracterizó esa época en Cuba; con un riguroso conocimiento del ambiente.

tomada de flickr.comUn joven pintor, de nombre Lázaro Carlos Darío Rojas que vive en un pequeño pueblo pesquero, sufre repentinamente una temible enfermedad, la lepra, que desata una reacción absurda de parte de un detestable funcionario y su secuaz, quienes lo obligan a portar una campana de la que no podrá prescindir en ninguna circunstancia. Aun así, la sucesión de peripecias, donde no faltan el humor y hasta el erotismo, muestra la fuerza moral del artista y de sus verdaderos amigos que contrasta con los intereses politiqueros y la corrupción del funcionario.

A veces siento que el protagonista y su drama, son solo el pretexto para volcar en letra impresa ese pintoresco Caibarién que habitó el autor hasta sus años juveniles y del que sigue enamorado hasta hoy aunque tenga una vida a solo siete kilómetros en la vecina villa de San Juan de los Remedios. Pero, atrapada en la lectura, descubro que si bien menciona, describe, narra, sobre Caibarién y su gente (como en el caso de Castillo, el médico de los pobres), la trama trasciende lo local para ubicarse en cualquier pueblo del interior de cualquier país de América Latina o el Caribe, con ese ambiente medio macondiano que los caracteriza. En resumen, aprovechó bien el caldo de cultivo que le ofreció su sitio natal para ponerlo en función de la obra. Y, dato curioso para el lector; hay un tal Guajigallo en la obra que trae una asociación al autor pues, al parecer, no pudo sustraerse al deseo de ser parte de ella.

Debo aclarar que aún cuando esta sea la primera novela de Rogelio Menéndez Gallo, llegó en una etapa madura de su vida y de su creación literaria, pues ya era conocido, premiado y publicado por volúmenes de cuentos con semejantes características formales. Ahora llegará a las bibliotecas públicas de Remedios y Caibarién en una edición "doméstica" que al menos permitirá conocerla en tanto recibe la gracia editorial. Para abundar en motivaciones y entorno creativo, tomo palabras del autor:

Rogelio Menéndez Gallo, Caibarién“Me interesaban los años treinta: lucha contra la tiranía machadista y posterior al 1933 (hasta el 1940). Época poco abordada por la literatura cubana. Investigué pues sobre la situación económica, política, social y cultural de Caibarién en el período. Acopié anécdotas y personajes destacados, hechos insólitos, leyendas…Y solo entonces comencé a escribir El hombre de la Campana, en mis vacaciones del verano de 1985. Odisea agravada por el hecho de que yo trabajaba por entonces, nuevamente, como profesor de preuniversitario; y el profesor es quizás el único trabajador que convierte la casa en prolongación del centro laboral. De modo que la ayuda de Cronos, tiene que ser mayor para el novelista que para el cuentista, y si es profesor, necesita un extra”.

Después de su jubilación laboral, llegaron otras ocho novelas, en tropel que hace pensar que venían madurándose sin poder llevarse a textos y que cuajaron aceleradamente una vez que el ocio vino a “darle una mano” a Cronos.

A mi juicio, literariamente hablando, esta no es su mejor novela; pero es un buen adelanto de lo que vino después; bien escrita, interesante, breve, sazonada de “jodeosofía”, crítica y nada pesimista, es además, para los coterráneos de Menéndez Gallo, la novela de Caibarién. El lector dirá la última palabra.

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Todo comenzó con un incendio

Todo comenzó con un incendio

Casi todas las historias de surgimiento de cuerpos de bomberos parten de un incendio significativo al que no hubo recursos organizados con qué enfrentar, entonces, los habitantes de la ciudad de que se tratara, decidía crear su organización para combatir los siniestros: Lo mismo ocurrió en Caibarién, ciudad situada en la costa norte del centro de Cuba.

Reporta José A. Martínez-Fortún y Foyo en su Anales y efemérides de Remedios y su jurisdicción. Toma VII (Apéndice): “En 1864 un gran incendio destruyó varias casas en la calle de Príncipe de Anglona (Céspedes) y Marina (Escobar): fue apagado por el pueblo, la tripulación del vapor Neptuno y la dotación de Reforma (ingenio azucarero), que era entonces de D. Esteban Centeno…Se estableció también ese año el cuerpo de bomberos que tenía una bomba montada sobre cuatro ruedas…”

El caso es que Caibarién tuvo a partir de entonces un grupo numeroso de pobladores responsabilizados en sofocar cualquier incendio. Sin embargo; el 2 de enero de 1910 se considera como fecha oficial de fundación del Cuerpo Municipal de Bomberos, desconozco las causas por las que la fecha inicial no es recogida en la historia de los bomberos de la provincia de Villa Clara, cayendo en el plano especulativo, supongo que se deba a cuestiones de registro e inscripción en los documentos oficiales del primer cuerpo surgido en 1864; el caso es que otro incendio dio origen a la decisión de 1910 y hasta a la compra del primer carro bomba de América Latina.

En 1910 era alcalde en Caibarién Domingo Madariaga, el primer Comandante Jefe de los bomberos fue Emilio Gómez Gutiérrez y los capitanes eran Manuel del Toro Sabat, Santiago Mayor Rodríguez, José Gelabert Teralz, Benigno María González y Onofre Carrillo Ruiz, nombres de los ciudadanos más ilustres del Caibarién de aquellos tiempos, acompañados de otros 80 bomberos entre clases y alistados. Podrá apreciarse que era una fuerza enorme para una pequeña ciudad del interior de Cuba; sin embargo, teniendo en cuenta la considerable actividad portuaria y maderera, la industria tenera y azucarera, que florecían en ella, eran necesarios para evitar cualquier catástrofe de ese tipo.

En 1940 el Cuerpo de Bomberos de Caibarién tenía 62 miembros. El Comandante Jefe era Wifredo Masó Rojas, el capitán ayudante Ramón Jordán Marrero, el capitán médico Doctor Luis Cabrera Torrens, el capitán Jefe de incendio era Andrés Casares Carrodeguas, otros capitanes eran Rogelio Urbay Carvajal y Fernando Urbay Carvajal, mientras que los tenientes eran Manuel Fumero Peña, Francisco Espinosa González y Roberto Madariaga Cabrera.

De entonces acá mucha historia han tenido los bomberos de Caibarién; por años su cuartel estuvo aledaño al edificio del Ayuntamiento, luego ocuparon otros lugares de la ciudad como calle 8 entre 11 y 13, o avenida 9 casi a la salida del pueblo y el actual en avenida 9 entre 22 y 24, también los objetivos económicos variaron, la población edificó viviendas de otros marteriales menos combustibles e importantes incendios debieron ser sofocados en estos más de cien años de existencia.

Flores en la música, de Caibarién al mundo

Flores en la música, de Caibarién al mundo

Escribo Caibarién en el buscador y entre informaciones ya conocidas, otras irrelevantes y algunas recientes, descubro un texto que llama mi atención:

“Brisas de Caibarién, ciudad cubana en la que nació el maestro Flores Chaviano, a quien está dedicada la obra, fue escuchada por primera vez en la Semana de Música Contemporánea de Segovia, en el año 2012, en su versión original para flauta, clarinete, saxo tenor, clarinete bajo, marimba y piano, aunque en 2013 se estrenó una versión para banda sinfónica, instrumentada por el propio autor y por Chema García Portela.”

¿Quién le escribe a mi ciudad?¿Cuál es la relevancia de un maestro para que otro músico le dedique a su ciudad natal una pieza musical? ¿Desde cuándo no habita en este pedacito de la costa centro norte de Cuba Flores Chaviano, que no conozco de él?

Comienzo la búsqueda ¡maravillosa red! En segundos se despejan mis interrogantes.

El compositor es Fernando Ortiz de Frutos, (Segovia, 1952) es Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y una enorme lista de méritos musicales; por su parte Flores Chaviano (Caibarién, 1946) realizó estudios de composición y guitarra en el Instituto Superior de Arte de La Habana y en el Real Conservatorio Superior de Música de la Madrid y desde 1981 reside en España donde se le reconoce por su trayectoria que reporta actuaciones y clases en renombrados escenarios del mundo.

Realmente relevante, dicen los artículos que es una de las grandes figuras de la guitarra contemporánea; sin embargo, para Flores Chaviano reza el proverbio de que “Nadie es profeta en su tierra”, pues salvo algunos coterráneos mayores de 60 y vecinos de su familia que aún vive en esta ciudad, se han olvidado de este Chaviano y cuando se menciona el apellido todos identifican a su hermano, modesto y concienzudo chofer de ómnibus escolares, que por años nos condujo a todo tipo de becas sin accidentes ni roturas.

Flores Chaviano, CaibariénIncluso, entre esos que recuerdan al músico, algunos cuentan que ha visitado Caibarién, que es posible que en estos días esté por su tierra natal y hasta traiga consigo esas Brisas de Caibarién que no conocemos.

Por ahora, cuento a mis coterráneos del músico con que esta tierra se honra, de manera que llegado el día de conocerlo, podamos hacer justicia a su prestigio y mostrarle cuán orgullosos estamos de que nuestras brisas marinas anden por el mundo en honor a él.

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Entrevista a Flores Chaviano

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El idioma universal de los tambores

El idioma universal de los tambores

Si alguien duda que la música sea el idioma universal, debiera venir a Caibarién cualquier día de esos en que se forma una rumba y con un minuto tendrá suficiente para cambiar de opinión. Dicen algunos que se trata del sonido de los tambores, que lo mismo sucede con el taiko, la caja vallenata, el derbake o la tumbadora.

Creo que sí, que la fuerza de un tambor para entrar por el oído hasta la sangre y correr por las venas a todos los rincones del cuerpo humano es cierta; de qué otra manera se explica que quienes no son bailadores salgan al ruedo sin contenerse. Bailar es precisamente la afición de quienes en Caibarién integran el Club de Amigos de la Rumba, mostrar ese ritmo cubano a los coterráneos y a quienes nos visitan se ha convertido ya en una expectativa de cada encuentro.

El pasado fin de semana el portal del restaurante España de Caibarién sirvió como sede a la peña rumbera, grupo donde coincidieron la mulata Alina, especie de Oshún local, una niña rubia de ojos azules que puso todo su empeño en aprender lo que de alguna manera inexplicable ya sentía y unos turistas ¿alemanes?...bueno, caucásicos puros…que en honor a la verdad tomaron muy bien el ritmo.

Lo llamativo es que este grupo de caibarienenses surgió espontáneoLo llamativo es que este grupo de caibarienenses surgió espontáneo, con un representante o promotor natural que no es, por cierto, quien más sabe de rumba; pero sí de organizarlos,  mantener la disciplina, coordinar con las autoridades para algún aseguramiento como un local o determinados insumos, convocar a intelectuales y estudiosos de los temas afines, celebrar fechas patrióticas o folclóricas.

Y así, sin obligaciones ni metas, ni planes de trabajo, a veces hasta con un poco de celo por parte de algunos representantes del sistema institucional de la Cultura que no logran igual convocatoria, cada mes se forma una rumba en Caibarién con amigos invitados, músicos que llegan desde las vecinas ciudades de Remedios y Camajauaní para hablar el idioma universal de los tambores.

Arte de paso en Caibarién

Arte de paso en Caibarién

Hace un par de meses, de pronto, el arte irrumpió en una tienda de Caibarién, las vidrieras de la entrada se cubrieron de traslucidos pescadores cual si hubieran surgido de nuestras leyendas marineras. De paso por los amplios portales que caracterizan el centro comercial de la ciudad, llamaba la atención el repentino decorado y no pocos se preguntaban sobre el autor. Pero, una vez dentro de la instalación comercial, otra sorpresa aguardaba al cliente: un cuadro en su caballete, con una síntesis de los datos del artista, se ubicaba justo a la puerta de salida con un cartel que pregonaba: Arte de paso.

Con los días vinieron las aclaraciones, los propios trabajadores de la TRD aclaran al que pregunta: es trabajo del proyecto SOS Más.

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Para Carlos Mas, arquitecto y escultor, coordinador del proyecto,  Arte de paso es un acercamiento del arte a la comunidad, un pedazo de la galería a la tienda, da promoción al proyecto, al artista, y es algo nunca visto en Caibarién, un hecho cultural que el publico agradece, porque así tiene otra percepción de lo que es una tienda y promociona las obras de artistas de esta ciudad.

Y especifica: Los vitrales son obra Yorniel Solana con la motivación de mejorar la imagen de la tienda, que sea mas grato el recibimiento al cliente, es una forma moderna del vitral diferente a la tradicionalmente usada en nuestras edificaciones, pero igual traslucido y presenta motivos marineros de acuerdo a la identidad de Caibarien. Las obras del caballete cada mes se cambian y en un matutino especial se les explica a los trabajadores de la tienda lo fundamental sobre ellas en cada caso.

Para los trabajadores de TRD es agradable la iniciativa de Arte de paso y el intercambio con los clientes sobre los cuadros.

Pero, el proyecto SOS Más, con su vocación comunitaria, esta en otros sitios de Caibarien en este mismo instante.

Nuestro pez

Nuestro pez en la playa de CaibariénSOS Más  respondió a la solicitud del gobierno para hacer un cartel que presente la zona de playa y decidieron hacerlo distinto a los convencionales, como define el artista Carlos Mas: Nuestro pez tiene que ver con la identidad de Caibarien, es un pez que no existe realmente, diseñado por Solana, esta aprobado por CODEMA, los hicimos entre Yorniel Solana, Julio Alfonso  y yo,experimentando con materiales que antes no habíamos trabajado, es ferrocemento, con terminación de cemento blanco y cemento con tintes en los detalles. Nuestro objetivo fue hacer una obra pública que repercuta en la población y complemente la imagen estética de la ciudad. Se inserta dentro del programa de desarrollo local.

Y Carlos Más decide que es momento, a punto de inaugurar el pez, de reconocer: a la familia de todos nosotros, a otros artistas que dieron sus opiniones, al gobierno local, a los pobladores de la zona de La Pesquera. Los vecinos nos daban el agua, nos guardaban en sus viviendas las herramientas, ellos son Rafe y su familia, Orestes y La Mojarra con todas sus familias.

Tampoco olvidaron enseñar a cuidar el pez con la colaboración de  la promotora cultural de nombre Maria Elena Herrera Fumero, que trajo a los niños de la escuela primaria Pablo Agüero Guedes, situada en esa comunidad, quienes en varias ocasiones realizaron visitas dirigidas para recibir explicación de la obra, sus motivos y características, porque quien duda del poder de los niños para incidir en la conciencia comunitaria y garantizar el cuidado de lo que aman y admiran.

Siempre por Más

De las acciones del proyecto SOS Más conocen los habitantes de la ciudad costera de Caibarien: espacios nada convencionales como la cerca perimetral de un edificio en ruinas, un antiguo hidrante, el vestíbulo de la emisora de radio, lo mismo que los salones institucionales de la Galería de Arte Leopoldo Romañach o la sede del proyecto Mas Galería, como cualquier otro lugar,  pueden ser motivo para su arte.

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Este sábado, 5 de julio, en Caibarién, escritores, aficionados a la creación literaria, bibliotecarios, entre otros, rendirán homenaje al poeta, fundador de los talleres literarios y maestro de poetas Antonio Hernández Pérez, quien falleciera a los 66 años, otro sábado 5 de julio, pero de 1975.

Una noticia sorprende a la comunidad literaria cubana: el Premio Julián del Casal, de poesía, convocado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, lo obtiene un autor desconocido en el ámbito intelectual.

El poeta Antonio Hernández Pérez vive en la pequeña ciudad costera de Caibarién; por primera vez  un NO residente en la capital del país se alza con tal premio. Es un autor de más de sesenta años que solo ha publicado un libro anterior titulado Vientos sin pauta, se le conoce en la antigua provincia de Las Villas como maestro en los talleres literarios, espacio de aficionados a la literatura.

El libro titulado De pronto sales con tu voz irrumpe en el ambiente nada apacible, culturalmente hablando, de los años 70 en Cuba, viene con acentos renovados que lo separan estilísticamente del único libro anterior del poeta: Vientos sin pauta; entre uno y otro transcurrieron veinticuatro años.

Entre sus méritos está el abandono de la grandilocuencia discursiva, ahora asume un decir que busca más la síntesis y la sugerencia. Hacen su aparición los poemas con temáticas sociales, pero siempre desde una dimensión íntima.

Los árboles y Palo verde son los libros siguientes, pudiera decirse que en ellos está el ímpetu renovador con que Hernández Pérez se lanza a la décima valiéndose de encabalgamientos abruptos que luego fueron intención en jóvenes poetas, y la décima viene a los escenarios urbanos. También publicó en un poemario para niños titulado En enero, la flor.

Palo Verde en particular, se inspiró en la visión a través de la ventana de hospital de una rama renovada en un antiguo árbol, creyó quizás que ese también sería su destino, y si bien no vivió para verlo, su libro alcanzó mención en el prestigioso concurso 26 de Julio.

Homenaje a Antonio Hernández Pérez en CaibariénA los sesenta y seis años, en plenitud creativa, murió Hernández Pérez, era el sábado, 5 de julio de 1975.

De sus libros inéditos poco se conoce,  se habla de Contigo comparto la poesía, En la ventana abierta, Entre la muerte lunas rojas, Yo digo mi valle y Mares como estos.

Lejos del gran escenario de la capital, inmerso en la quietud pueblerina y el estudio, a expensas de su excepcional capacidad de observación y sensibilidad, vivió y escribió Antonio Hernández Pérez, el Maestro, como decidieron llamarle quienes dieron los pasos iniciales en la poesía bajo su tutela.

                                                                            
Fuentes: El poeta en la memoria. René Batista Moreno. En: Umbral. No. 30/2008

            Evocación de la poesía de Hernández Pérez. Eduardo González Bonachea. En: Umbral. No. 30/2008

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El 11 de julio de 1878 salía de las máquinas impresoras el primer periódico de Caibarién. Su nombre, toda una premonición, anunciaba tiempos futuros: El Porvenir.

Con frecuencia se ha dicho que Caibarién tuvo mucha prensa, y con tal afirmación se hace referencia a las más de 120 publicaciones  periódicas que circularon desde aquel primer día hasta la primera parte de los años 60 del siglo XX.

Y es cierto en esencia, periódicos de gremios como El Comercio, revistas culturales de amplio alcance como Villa Blanca, Rumbos Nuevos y Archipiélago, o el de más larga existencia: La Opinión, avalan esa historia de la prensa local en soporte de papel que fue casi única en el interior del país.

Pero, hay más, debe incluirse en esa historia de la prensa lo que hizo la radio de Manolín; o qué si no un inmenso suceso periodístico fue la primera narración deportiva cubana ocurrida aquí, o aquella alocución donde se declaraba a través de las frecuencias de Radio Caibarién, el apoyo a la Revolución, cuando en los años 1960, 61, 62, se debatían especialmente aquí intereses del proletariado triunfante, acosado por agresiones externas y contrarrevolución interna y las clases hasta entonces en el poder.

Afirmo que la historia de la prensa en Caibarién no se detuvo, solo cambió de forma y soporte. Recuerdo que en los años 70 y 80 del pasado siglo tuvimos El Popular, los Cuadernos Caibarién, Con la mies en parvas, entre otras publicaciones de carácter informativo y literario, respectivamente, salidos de nuestras imprentas; pero también renació la radio en 1985, tuvimos prensa en Internet desde el 2007, cuando aún hoy la mayoría de los municipios cubanos no la tienen, lo mismo ocurrió con la televisión local que suma nueve años de existencia.

Otra prensa, otro periodismo, continuó la obra de los primeros; ¿qué si no continuidad es que la revista informativa de esta emisora lleve el mismo nombre que aquella publicación de Quirino y Arenas: Archipiélago?

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Pareciera que sentarse a coser en una Singer, Veritas o Ninfa es una imagen del pasado; apenas se encuentran por estos días un sastre o una costurera que nos hagan la ropa a la medida, ajusten o transformen según el gusto, que nos den un consejo sobre este o aquel textil y con centímetro sobre los hombros y la boca llena de alfileres, hagan un “entalle”.

La mayoría de los habitantes de este mundo moderno consideran más práctico adquirir ropa y otros artículos textiles ya elaborados y a la medida, y una vez que sufren algún desperfecto evidente, desecharlos. Sin embargo, en Caibarién, al centro norte de Cuba, renace el arte de los hilos y las agujas y retoman importancia social las costureras que laboran en el Atelier La Moda, situado en  una antigua edificación que por varios decenios fue sede de servicios como zapatería, venta de ropa reciclada, y atelier.

Una señora recoge un juego exclusivo de cubrecama, cojines y cortinas para su cuarto, un joven pide ajustar más la camisa de modo que su musculatura sea visible, alguien encarga un juego de dormir para su amiga.

Actualidad y perspectivas de un oficio antiguo

Carmen Díaz González, administradora del Atelier La Moda, en CaibariénCarmen Díaz González, administradora del Atelier La Moda estudió economía, y explica con profundo conocimiento, mientras abre archivos, planes, libros de cuentas, que abundan en estricto orden sobre el buró de trabajo situado en la misma área del taller de costura:

“Este taller tiene once trabajadoras, en esta unidad y en un punto de venta situado en el centro de la ciudad de Caibarién vinculado al Proyecto Ternura (que hace ropa de canastilla), pertenece a la Unidad Básica  de prestación de servicios técnicos, personales y del hogar, que está en perfeccionamiento empresarial.

Hoy el Atelier La Moda trabaja por recuperar sus funciones en la prestación de servicios de sastrería y atelier, como elaboración de ropa y otros artículos a partir de tejidos del cliente o nuestros y todo tipo de arreglos y transformaciones. También ofrecemos servicios a organismos y empresas previa contratación del servicio: uniformes, manteles, cortinas.

Atelier, CaibariénEl sistema salarial se vincula a los resultados, las trabajadoras son estimuladas de acuerdo a su productividad, el promedio de ingresos mensuales por prestación de servicios del Atelier La Moda es de 35 mil pesos, con altos niveles de eficiencia, el costo por peso se mantiene por debajo de lo planificado, es de 0.65 centavos, y todo ello gracias a la estabilidad en los abastecimientos y a la consagración de las costureras que hacen horas extras si es preciso y hasta reparan sus máquinas para que continúen en funciones.

En este año 2014 se evalúa la posibilidad de convertir el atelier en cooperativa, lo que sería muy factible económicamente, ya se estudia en otros lugares del país y aunque nuestras máquinas no tienen la calidad de las situadas en otras localidades, sabemos que puede dar resultado.”

Renuevo del oficio antiguo

Atelier La Moda, CaibariénQuien espere ver ancianas con lentes en la punta de la nariz, recibirá una agradable sorpresa, varias muchachas comparten labores con otras veteranas, su procedencia es diversa, su objetivo, el mismo: coser con calidad y belleza, complacer…y a la par…ganar un salario que estimule su permanencia y retribuya el esfuerzo. No pierden tiempo en charlas, junto al sonido de las máquinas, la radio difunde la programación de la emisora local de Caibarién y quien observa la rutina diaria del Atelier La Moda no duda de que se trata de un oficio antiguo con mirada al futuro, donde si bien no todo es "coser y cantar", hay razones para la alegría y el optimismo.

La prensa mambisa en Caibarién

El patriota Marino Federico Pedrosa tenía el encargo de trasladar a la orilla del mar los abultados utensilios, las partes más pesadas se llevaron en un ataúd, aprovechando el aguacero que caía aquel día de los primeros meses del año 1895.Cuentan que como un entierro de pobres se llevó a cabo la instalación…

Debió ser aquella, sin lugar a dudas, una misión muy riesgosa, pues Caibarién tenía un fuerte cuerpo de voluntarios y estaba invadido por una gran columna de tropas españolas, pero nada los detuvo, la imprenta Mambisa estaba instalada en Caibarién.

Pero solamente con la imprenta no se podía lograr el objetivo de poder publicar un periódico que respondiera a los intereses de los insurrectos cubanos en la región central de la Isla, hacía falta para ello además efectos de escritorio papel y tinta.

La patriota caibarienense María Escobar Laredo costea una buena parte de ellos y el también patriota Abelardo Figueroa que regenteaba la imprenta del periódico "El Orden" en Caibarién, también los facilitaba.

Así, la imprenta Mambisa, donde se publicó primero el periódico " La República" que más tarde modificado y aumentado por el General Carrillo se llamó "Las Villas", se hizo realidad en Caibarién, daba origen también a la prensa mambisa.

No fue la imprenta Mambisa la primera imprenta con la que contó Caibarién,la primera fue traída de Remedios por Don Rosendo Pérez y González, quien solicitó y obtuvo autorización para publicar el primer órgano de prensa que con el título de “El Porvenir” hizo su aparición el 17 de julio de 1878.

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Por el año 1947 Caibarién contaba con una asombrosa profusión de publicaciones locales que salían en varias imprentas, algunas muy antiguas pues los tipógrafos nunca emplearon para los diarios de aquí otro procedimiento que no fuera el de parar letra a letra el cajetín, escogiéndolas del chibalete y los adelantos que fueron entrando, solo eran usados en la impresión de modelos, pero nunca en los textos.

Estadísticas cubanas sitúan a Caibarién como el municipio con mayor cantidad de publicaciones periódicas en la isla en el año 1943.

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Autor: José A. Zuloaga Martínez

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Corría el año 15 del siglo pasado cuando un grupo de niños de Caibarién respondió a la insistencia del reconocido pedagogo Alberto Ayala para crear un periódico escrito por escolares; el maestro y director de escuela sabía que no existían antecedentes locales, reconocía el papel educativo y el poder de comunicación entre los niños que ejercería un periódico hecho por ellos mismos. Desde escoger el nombre hasta emplanar e imprimir, intervendrían en todo el proceso. Se llamaría El Cubanito. Su sede sería la escuela primaria Ricardo de la Torre, pero admitiría colaboraciones de niños de todo el país.

 

Así nació en Caibarién, el primero de febrero de 1915, El Cubanito, revista científica y literaria dedicada a los niños que se publicaba los días 1 y 15 de cada mes en la tipografía El Arte. En su enorme lista de colaboradores se inscriben pedagogos de renombre en la región central del país, como la doctora María Columna Rojas, Alejandrina Morales, Carmen Sánchez, Camila Sobrado, María Morales Nieblas, Josefa Pérez, Rafael E. Posada, Abelardo Figueroa, Pedro Menéndez, César López, Abelardo Herrada, Regino Fariñas, Pelegrín A. Barnet, Ángel Castro Alemán, Rafael Rodríguez, Luis A. Roca y Librado Aguilar.


Con dimensiones de16,5 cm por 21,5 cm, El Cubanito tenía 8 páginas, a dos columnas y se presentó como “órgano defensor de los niños en general y de todas las escuelas en particular”. Admitía colaboraciones de niños, niñas y maestros de cualquier parte de Cuba. Se publicaban nombres y fotos de alumnos que se destacaran en las escuelas. Se admitían fotografías aunque ocuparan dos páginas, si eran de actos escolares. Publicaba reseñas de actos escolares, crónicas, pequeñas narraciones humorísticas, cuentos y reflexiones didácticas exaltando lo que hoy llamamos valores, los más destacados: bondad, altruismo, generosidad; artículos de divulgación científica, efemérides históricas cubanas, encaminadas a la educación patriótica de los niños, informaciones generales, concursos estimulando a pintar, grabar o escribir ( los ganadores recibían gratis la suscripción de un año a la revista y la publicación del trabajo), artículos sobre trabajos manuales y de habilidades, protección de la naturaleza y los animales, poemas, textos martianos, otras culturas y educación física y ética.

Además de los ejemplares del año 1915 que se conservan en la Biblioteca Nacional José Martí de Cuba, se encontraron ejemplares de los años 1946 y 1947; aunque, no hemos podido determinar cuándo dejó de publicarse, ni si tuvo continuidad desde el año 15 hasta estas fechas.

Segunda temporada: El Cubanito, 1987- 1988

Rescatada por el investigador Juan Francisco de la Paz, quien encontró algunos originales y solicitó ediciones facsimilares de los ejemplares que atesora la Biblioteca Nacional de Cuba, comenzó de nuevo a publicarse en la biblioteca pública “Antonio Arias García” de Caibarién, en noviembre-diciembre de 1987, con frecuencia bimensual, redactado por niños, mantuvo una sección de honor permanente dedicada a la escuela donde inicialmente se hizo el periódico (llamada después de la Revolución “Marcelo Salado Lastra”), su distribución era gratuita, en las escuelas primarias y secundarias de Caibarién. Desapareció por las enormes limitaciones materiales del llamado Período Especial.
“Hemos querido por tanto, rescatar El Cubanito,  una de las tradiciones editoriales más queridas de Caibarién, y dotarlo de objetivos culturales más amplios, el principal de los cuales será: contribuir a la formación de sólidos hábitos de lectura en los niños”. (Tomado del Editorial del primer número de la Segunda época).

La historia de Caibarién recoge más de 125 publicaciones locales, unas de breve existencia, otras con repercusión nacional y hasta continental, pero solo una tuvo la peculiaridad de ser elaborada por niños para sus coetáneos con un nombre que establecía desde el primer encuentro el sentimiento patriótico y el empeño engrandecedor: El Cubanito.

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Háblame del mar, marinero

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Caibarién ya no es una aldea de pescadores, término que se estableció en el siglo XX para designar a esta pequeña ciudad de la costa norte central de Cuba; ahora el turismo es su más notable fuente de empleo y le siguen las industrias que apoyan el desarrollo turístico.

Sin embargo, la relación con el mar sigue siendo factor esencial en la identidad caibarienense, ya sea como fuente de alimentación, inspiración para artistas o por la incorporación de palabras de la jerga marinera al habla cotidiana, independientemente de profesión, nivel cultural o edad.

Desde el mismo gentilicio que nos identifica: cangrejeros,  comenzamos a usar términos marineros que solo en este entorno tienen su pleno significado. Y a partir de allí pudiera enumerar frases solo nuestras a las que mis coterráneos agregarían un sin número de otras:

Tiene una pila de chapines (tiene muchos hijos, alude a pequeña embarcación llamada chapín).

Tiene el culo vira´o pa´l muelle (que está de mal humor).

Rema que aquí no pican (ya no da fruto lo que se hace).

Tiene tremendas pulpetas  (se refiere al tejido graso que se acumula a los lados de la cintura y recuerda un plato típico de Caibarién llamado pulpeta que se hace con el pez macabí y tiene forma de tubo).

Parece un caguamo o caguama (para quien tiene la espalda encorvada o mal cuerpo).

Tiene tremenda guasa (para alguien con la boca muy grande, recuerda la leyenda de La Guasa del Pontón, un enorme pez en un barco mielero anclado en alta mar).

Boca de jamo (boca grande).

Bemba de chopa (labios sobresalientes).

Entre los más jóvenes que practican el deporte de las Velas en la Academia provincial situada en Caibarién, pueden escucharse frases como estas:

Está partí´a por la borda mirando pa´cá (se refiere a una posición donde se dobla el torso hacia atrás para mantener el equilibrio del barco en el deporte de las Velas, quien se parte por la borda, se inclina mucho para mirar con interés a alguien).

Le voy a rajar la tabla (se refiere a la tabla mistral, significa tener relaciones sexuales).

Ese es solo el comienzo de una lista que pudiera incrementarse si vamos a los apodos, pues estos abarcan a familias completas hasta el punto de no ser conocidas por sus apellidos reales, fenómeno que el escritor Rogelio Menéndez Gallo  recogió en un artículo titulado El pueblo de los nombretes. Langosta, Jaiba, Mojarrita, Tiburones, Cangrejones, Levisa, son solo algunos de esos motes o apodos.

De manera que nacer en esta orilla de la isla, aún cuando nunca se haya tenido la pesca como forma de sustento, y cuando ya son pocos los pescadores, nos hace conocer el lenguaje marinero y usarlo como propio.

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El mar de Caibarién está lleno de misterios

Pescadores de Caibarién (foto CNTV)El mar está lleno de misterios, quien piense que porque puede navegar se las sabe todas en el mar, está perdido, sobre todo ahora que le ponen al barco un motor y allá va eso…antes si era duro: a la vela y al remo, la inteligencia del marinero no estaba en ir a la escuela porque la verdad es que casi todos éramos analfabetos, sino en cogerle la vuelta al viento, a las corrientes, aprender de los viejos que te enseñaban a trastazos…porque antes decían que el golpe enseña.

Eran tiempos en que muchos de nosotros vivíamos arrancha´os en los cayos, hasta parían las mujeres allá o venían a Caibarién ya en los días y en cuanto pasaban la cuarentena se iban con el marido para el cayo. Comíamos algunas provisiones que se traían de tierra firme y lo que pescábamos o cazábamos en el cayo, no había cómo conservar si no era salando las carnes.

Había pescadores, carboneros y muchos misterios en esos cayos…pasaban cada cosas, yo creo que ahora esos turistas locos que se bañan medio desnudos de noche en las playas espantaron a los espíritus, pero de que había cosas, había.

Casi todos crecimos con nombres de peces y ni se sabía cómo nos bautizaron, las familias enteras se llamaban por esos nombres, los más viejos te pueden contar sobre eso que ustedes llaman leyendas, que no lo son, porque son ciertas pero que la gente de ahora no cree, pregúntale a Berrugato o a Pito.

Prestos a contar, abiertos a transmitir tanto recuerdo poco escuchado por los de este tiempo, están los viejos pescadores, y allá nos vamos:

Berrugato, José Luis Rojas, es un viejo pescador, recuerda los ranchos de guano con  piso de tierra en que vivían, pescó con su padre desde muy joven y después para la cooperativa. “Entre mis recuerdos más duros está aquel cuando nos  sorprendió un norte en la canal de los barcos y tuvimos que botar la mayoría del pescado para no zozobrar. Es verdad que en Cayo las Brujas salía una bruja, yo mismo vi también las luces en la costa de Santa María, en una parte a la que llaman Pelo de Oro".

José González, Pito, es pescador de cangrejo y langosta, pescó en la Unión de Pescadores Libres previa a la cooperativa de pesca con nasas originales de caña de guin:  “…ahora han cambiado el método, veintiún años estuve pescando langosta. Desde los nueve años aprendí a gobernar el barco para que el pescador hiciera lo suyo, a golpes porque entonces no trataban a los muchachos como ahora, y a los catorce me hice patrón. Yo te puedo decir que es verdad lo del Cayo las Voces, en la costa de Sancti Spiritus: cuando el barco se arrimaba uno podía oir cuando lo llamaban; particularmente a mí llamaron por mi nombre, di vuelta y no había nadie y a otros les sucedió igual,  tiene muy bien puesto el nombre, también sientes que caminan a tu orilla, miras y no ves a nadie, de noche sobre todo, otros han pensado que es un presagio y han regresado para Caibarién”.

Por su parte, Gabino Carrillo Carrillo, a los cuarenta días de nacido ya estaba en un barco esponjero, se fueron a vivir a Cayo Guillermo y luego a otros cayos, allí vio los tesoros que sacaron de Cayo Toro y El Contrabando “todavía están  los huecos de donde sacaron los tesoros”, afirma. “Para conservar el pescado lo salábamos, lo lavas y lo tiendes y así día tras día, el macabí sobre todo era el que más me gustaba para salar porque es más seco, había que abrirlo por arriba, cabeza y todo, sacar el espinazo y las tripas y agallas y lo botas, la raya que se le hace, se llama laña, se lava bien, se escurre y se sala y se tranca en una caja, así penetra la sal, al otro día lo metes en el agua y lo tiendes al sol hasta que está bien seco y salado”.
    
El mar de hoy ya no da tanto miedo porque han acabado con muchos lugares buenos y todo está regulado: la zona de pesca, las artes de pesca que puedes usar, llenaron de hoteles los cayos…na, que ahora no hay encanto ni misterio.

(A partir de entrevistas para la radio de Máximo Luz)

La culpa es de los piratas

La culpa es de los piratas

¿Por qué Caibarién, situada en la costa norte de Cuba, no fue una próspera villa en tiempos de la colonia?

A fines de 1513 el territorio de lo que hoy es Caibarién fue explorado por Pánfilo de Narváez, las Casas y Grijalba, entonces era terriotrio aborígen, con una aldea que llamaban Caybarien y otra nombrada Carahate en lo que conocemos actualmente como Cayo Conuco. Durante alrededor de dos siglos los cayos cercanos siguieron habitados por indígenas que vivían de la caza y la pesca , fundamentalmente, y hasta colaboraban con las autoridades de Remedios al avisar sobre posibles incursiones piratas o de los ingleses (en guerra con España) a principios del siglo XVIII).

Si en esos primeros tiempos nos hubieran fundado como villa, hoy Caibarién estuviera entre las primeras y el comercio hubiera sido su principal fuente de desarrollo; pero, la Historia no se hace con lo que pudo ser sino con lo que de veras ocurrió.

Como hacienda de San Juan de los Remedios, la zona de la costa norte central de Cuba, varias veces fue visitada por piratas; en 1650 entraban por este puerto hasta la vecina villa de Remedios, distante a siete kilómetros. El cabildo ordenó clausurar el camino y este se cubrió de malezas hasta ser intransitable; fue la solución de la época para impedir las inoportunas y temidas visitas.

Estudiosos de la historia como el escritor Rogelio Menéndez Gallo han fabulado con tales visitas y las posibles consecuencias, incluso genéticas, de los ataques sexuales a algunas coterráneas en tiempos tan distantes.

Más de cien años duró la interrupción de los viales de cualquier tipo, solo para inicios del siglo XIX fue que comenzaron a hacerse algunas concesiones: en 1819 se habilitó un puerto que comenzó a sustituir al de Tesico (más bajo y menos abrigado) y comenzó a hablarse de convertir la hacienda Caibarién en un poblado. Para 1822 se formó el primer núcleo poblacional de la naciente villa con la llegada de algunos vecinos desde Remedios al llamado Corral de los Cabrera, situado en esta área.

Al año siguiente la ensenada fue fortificada y protegida por dos cañones y cincuenta milicianos ante el temor de un ataque nada menos que norteamericano.

En 1824 se constituyó la capitanía con nombre “San Francisco de Caibarién”, y a partir de la clausura definitiva del puerto de Tesico en 1829, la ensenada de Caibarién empezó a tener movimiento como puerto oficial. Llegaron nuevos vecinos y construyeron sus viviendas en la playa, principalmente de yagua y guano. Para entonces ya era tarde en la carrera por ser villa privilegiada.

Nunca es tarde si la dicha es buena

Ya en 1832, después de numerosos litigios sobre el terreno en que se asentaría la villa de Caibarién, el capitán General Ricaford aceptó su fundación. Y de allí en adelante la principal acción fue fundar…

iglesia caibarienEn 1845 Caibarién tenía  347 habitantes en 84 casas, la mayor parte de ellas de embarrado y guano y existían algunos pequeños almacenes y otros establecimientos. La ermita de madera y guano se inauguró en 1849; el dos de mayo de 1857 se construyó la actual iglesia, con pequeñas modificaciones y varias restauraciones hasta nuestros días.

Muy pronto nos enlazábamos por ferrocarril a Remedios, corría el 1851 y el desarrollo venía “sobre rieles”.

1853 fue el año en que construyó el muelle público, en el 57 la primera escuela pública. Caibarién crecía a todas luces, al punto de que en 1859 ya la poblaban 1500 hombres, mujeres y niños que ocupaban 300 viviendas. Ya tenía 5 almacenes y un trapiche llamado Lapeyre que luego creció a central azucarero.

Un incendio y el cuerpo de bomberos

En 1864 un gran incendio destruyó varias casas en las antiguas calles Príncipe de Angola  y Marina, entre el pueblo, la tripulación del vapor Neptuno y la dotación del ingenio “Reforma”, lo extinguieron. Ante la contingencia, varios vecinos de la villa fundaron el primer Cuerpo de Bomberos voluntarios, con un carro bomba montado sobre cuatro ruedas.

Un cementerio

Hasta 1851 los restos de los escasos habitantes de Caibarién iban a descansar en el cementerio de Remedios, pero en ese año se hizo el primero en la zona oeste del pueblo.  Varias epidemias y la deficiente atención médica natural en la época llevaron a que pronto el sitio fuera insuficiente y quedara dentro del área prevista para el crecimiento de la ciudad, en el 64 comenzó a edificarse uno nuevo en los terrenos cedidos por Rafael Falero, demoró alrededor de quince años en estar totalmente concluido y es el que guarda hoy los restos de tantos coterráneos con ampliaciones y transformaciones propias del desarrollo y crecimiento local.

Por cierto, Falero, quien donó las tierras para el camposanto fue luego asesinado por los voluntarios españoles en las calles de la ciudad junto al también vecino de la villa, Francisco Jiménez.

Y así viene la historia de Caibarién hasta nuestros días, llena de acontecimientos, pero sin la primacía de haber estado entre las primeras villas fundadas por los españoles en Cuba, por culpa…de los piratas.

Ajedrez en Caibarién

Ajedrez en CaibariénCaibarién tiene hoy entre sus habitantes a varias glorias del ajedrez nacional, los más destacados  pudieran ser el Maestro Internacional Diasmany Otero y el Maestro FIDE Elier Miranda Mesa, mientras que el profesor Román Lugones es una especie de patriarca en la enseñanza del juego ciencia; pero, esa historia actual nació hace muchos años, en la segunda década del siglo XX, y tiene entre sus hechos más relevantes la presencia en la llamada Villa Blanca situada al centro norte de Cuba, del inmenso trabejista cubano José Raúl Capablanca.

Corría el año 1911 cuando llegaron a Caibarién el médico y destacado trebejista Dr. Antonio López y el joven Pedro Revuelta, quienes de inmediato establecen relación con el local Basilio Pírez Santamarina. De inicio radicaron la recién constituida Sección de Ajedrez en la Sociedad Liceo, situada en la intersección de las calles Martí y Padre Varela. Otros aficionados al ajedrez se sumaron para designar como presidente al Dr. López y una presidenta de honor que luego protagonizó una interesante historia al jugar contra Capablanca, la señorita Amparo Messeguer; el secretario fue Basilio Pírez.

Eran los tiempos en que José Raúl Capablanca ganaba el troneo de San Sebastián, de ahí que los apasionados locales le enviaran una felicitación en que lo invitaban a visitar Caibarién, acontecimiento que ocurrió en febrero de 1912.

Capablanca en Caibarién

Capablanca en CaibariénAquí, exactamente en la Sociedad Liceo que servía de sede a la Sección de Ajedrez,  jugó simultáneas contra Onofre Carrillo, Justo Herrero, Justo Forbes, Arturo Berrayarza, Angel Portu, Bernardo Santamarina, R. Pérez, Polo Barceló, Pedro Gómez, Alfredo Fuentes, Ricardo Aola, Pedro Revuelta, Basilio Pírez y la señorita Amparo Messeguer, esta última fue la única partida que terminó en tablas, como un gesto de cortesía de Capablanca con la dama, a quien se dice que también regaló un anillo alegórico al encuentro.

El presidente del Liceo, Ricardo Revola,  ofreció una comida en su residencia, en honor a Capablanca.

También durante su visita a Caibarién, Capablanca jugó una partida a ciegas en el recinto del desaparecido Teatro Colonia Española, a los 28 minutos dio mate en tres jugadas.            
Avanza el juego ciencia en Caibarién

En 1912 se efectuó el primer campeonato municipal de ajedrez en Caibarién y a partir de esa fecha hasta 1926 se mantuvo como campeón invicto Pedro Revuelta. Más de una vez discutió con otro excelente jugador local, José Penelas Lage, de quien toma nombre la Academia de Ajedrez de Caibarién que existe en la actualidad.

Entre los sucesos más relevantes de más de cien años de ajedrez en Caibarién, se recuerda la visita en junio de 1922 del campeón de Camaguey Dr. Rosendo Romero. Entonces le ganó 5 partidas y 1 tablas a Pedro Revuelta, mientras que ganó 2 y entabló 1 con José Penelas. La visita finalizó con una simultánea de 14 partidas y jugó tres a ciegas, algo inusual en Capablanca, quien no gustaba de esa modalidad.

Ajedrez en CaibariénEn los años veinte del siglo XX fueron considerados como benefactores del ajedrez en Caibarién el concejal y promotor de las letras y la cultura Dr. Antonio Arias García y Domingo Sterling.

Según una fotografía que menciona Carlos A. Palacio en su libro Ajedrez en Cuba, cien años de historia; en 1923 coincidieron en Caibarién los cuatro campeones reconocidos en la entonces provincia de Las Villas: Pedro Revuelta de Caibarién, Juan J. Hidalgo de Cienfuegos, Arturo Garay de Sagua la Grande y Tomás Marrero de Placetas.

Luego viene una especie de vacío en la práctica organizada del ajedrez en Caibarién hasta que en julio de 1935 se funda el Club de Ajedrez de la Asociación de Empleados de Caibarién. A tal efecto se designó una directiva provisional que redactara los estatutos y resultó definitivamente electo José Penelas Lage. En 1946 se efectuó en esta ciudad la III Convención interprovincial.

Durante esa que pudiera llamarse segunda etapa del ajedrez en Caibarién, llegó a radicar en esta cidad la Federación Provincial del juego ciencia y se editaron varias revistas sobre el tema. Se caracterizó por la realización de torneos locales y la invitación a campeones de otras provincias y localidades.

Un caibarienense a las olimpiadas

En julio de 1939, el Club de Ajedrez de La Habana convocó a un torneo para clasificar los cuatro ajedrecistas que junto a Capablanca formarían el equipo cubano a la Olimpiada Mundial de ese año en Buenos Aires, era la primera vez que los cubanos acudirían a tal cita y la única antes del año 1959.

Participaron 14 ajedrecistas a dobel vuelta, Alberto López Arce, caibarienense, fue ganador del torneo y formó equipo junto a Miguel Alemán, Rafael Blanco y Francisco Planas, por supuesto, junto a José Raúl Capablanca. El caibarienense jugó una digna partida contra el campeón del mundo, Aliejin.

Dos veces más tuvo que jugar en el primer tablero, pues Capablanca se tomó tres descansos; enfrentó a Keres (Estonia) y Elikases (Alemania), entre otros.

Una tercera etapa

Diasmany OteroLuego del triunfo de la Revolución en enero de 1959, se mantuvo la pasión local por el ajedrez en Caibarién, con el surgimiento del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física  y Recreación, INDER, se institucionalizó la enseñanza del juego ciencia, se incrmentaron los intercambios con otros lugares del país y la participación en competencias organizadas por diferentes vías, de las cuales también ha sido sede la Academia.  

Quien más se destaca en esta etapa es el Maestro Internacional Diasmany Otero, quien fuera campeón juvenil y en 1996 jugó en el mundial de dicho nivel. En el Capablanca de 1999 ganó la partida más brillante, por lo que recibió el Premio Aliejin.

¿Por qué el nombre de la Academia de Ajedrez de Caibarién es José Penelas?

Penelas fue un jugador destacado en el ámbito local; tanto le apasionaba el ajedrez que mientras se efectuaba la Olimpiada de La Habana en 1966, cuando Rogelio Ortega derrotó al belga Josef Boey y logró de ese modo el pase de Cuba a la final del grupo A,  Penelas tuvo un infarto fatal por la emoción. En 1967 la Academia local asumió su nombre y lo mantiene aún.

Fuente: Ajedrez en Cuba, cien años de historia. Carlos A. Palacio
En Caibarién jugó Capablanca a ciegas. Jesús G. Bayolo. Juventu Rebelde. 14-4-2002.

Zun zun, colibrí, pajarito del monte...

De pronto parece como si de común acuerdo hubieran decidido habitar cerca de los humanos, reportes de diferentes lugares de Cuba las ubican lo mismo en ciudades que pequeños poblados, ni siquiera es preciso que haya un árbol, de hecho, el lobby de un hotel cienfueguero sirvió de escenario para un nido de estas exclusivas y seductoras aves.

Caibarién parece ser uno de los sitios privilegiados por este real-maravilloso acontecimiento, en el área recién edificada para los trabajadores de la Cayería Norte de Villa Clara, construcciones de cuatro plantas dejan espacio a jardines donde se yergue, a pesar del corto tiempo de fundación, algún que otro “almendrón”, y allí de pronto comienzan a anidar los zun- zunes o colibríes.

Zun.zun, colibrí, pajarito del monte… (foto: Odalis López)Con su cámara de aficionado nuestra colega intentó dejar para el recuerdo la existencia de estas aves que si bien no deleitan el oído con sus cantos, ofrecen un hermoso panorama al quedar suspendidas en el vuelo, aunque estas decidieron hasta posar sobre una rama. Las imágenes motivaron anécdotas sobre la presencia de la especie en barrios como el Crucero, y recuerdos de alguien que hizo para sus hijos un poema al zun zun que anidó en medio del camino.

Bienvenida la invasión de estas aves a nuestro entorno; algunos la atribuyen a  que han descubierto facilidades en la alimentación y no nos temen; otros, en cambio, hablan del peligro no descubierto por los pequeños visitantes de ser capturados como sucede con otras especies; sin embargo, nadie sabe la razón por la que siempre encuentran una familia protectora en el lugar que anidan.

¿Será porque en cada sitio alguien siente amor por la naturaleza o porque ellos escogen de una manera aún desconocida el lugar adecuado? ¿O ambas?

Zun zun, colibrí,
pajarito del monte
igual que una aveja
libas de las flores.
Flotas en el viento
ante mi ventana
y tejes un nido
con hilos de lana.
Zun zun, colibrí,
Pajarito del monte
¿partirás un día
o seguirás aquí?

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Con las alas tendidas, el colibrí cubano (foto: CubaDebate)

La radio como galería

La radio como galería

Desde su reinauguración, en el mes de septiembre de 2012, el edificio que ocupa la emisora CMHS Radio Caibarién, expone en diferentes áreas obras de pintores de la localidad tal como una galería espontánea.

En el vestíbulo puede apreciarse un enorme cuadro de Madelín Pérez Noa de su colección La Noche, donado por la artista en la propia fecha del regreso de las transmisiones radiales de Caibarién a su local habitual tras ser reparado.

En el departamento informativo de la radio, los periodistas disfrutan de dos obras donadas por los pintores Abnel Padilla y Crisel Lo, respectivamente; mientras la redacción digital desde donde se genera el sitio www.radiocaibarien.icrt.cu exhibe de forma rotativa cuadros de artistas locales, en este caso de Dávinson Núñez, joven talento que atesora varios premios en eventos territoriales.

Ambos óleos sobre lienzo pertenecen a la más reciente creación de Dávinson Núñez, estuvieron expuestos en la Galería de Arte Leopoldo Romañach de Caibarién y permanecerán durante un mes en la radio local.

Los vínculos de la radio con los artistas de la plástica local se entrelazan en el trabajo comunitario de estos y la labor de la UNEAC en la divulgación de la obra de artistas de los medios y de la plástica.

Sigo siendo el rey

Sigo siendo el rey

Lo habitual es que el rey vista de traje, aún cuando los reyes modernos no lucen su corona; pero este, el rey de la Tabla Mistral en Cuba, usa ropa deportiva marca Adidas y a pesar de su abolengo es modesto y jovial.

Juan Manuel Orta es uno de los diez mejores atletas del año en Caibarién y en Villa Clara. Uno de los tres cubanos que compitieron en el deporte de las Velas en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, México (por cierto, todos de Caibarién), donde concluyó en sexto lugar. Segundo en la Copa México en 2012, que lo condujo a buscar la clasificación olímpica en España, donde terminó a cuatro puestos de los escogidos en hazaña que superó la obsolescencia de los barcos cubanos respecto al resto de las embarcaciones de uso internacional.

La Tabla Mistral es su carruaje, el mar su reino, las olas súbditas dóciles o impetuosas según soplen los vientos, su vela el cetro con que triunfa y conquista. Y las victorias no lo envanecen, recuerda siempre su origen, en el pequeño pueblo costero de Caibarién, considerado cuna del deporte de las velas en Cuba.

“En Guadalajara, los tres de Caibarién pintamos un cangrejo (símbolo de Caibarién) en la sábana del hotel y la enarbolamos como un cartel en las gradas, queríamos que se supiera que Caibarién estuvo en los Panamericanos”.

Este rey gana por años los eventos nacionales es su especialidad de las Velas, aún cuando hace poco otro coterráneo amenazó su trono al vencerle en el evento nacional de primera categoría en las propias aguas de su reinado. Pero el rey Juan Manuel Orta conoce su propia fuerza, y augura mandato por mucho tiempo: “Sigo siendo el rey”.

Remedios, las Parrandas y el Patrimonio

Remedios, las Parrandas y el Patrimonio

 

Por: Ismael Francisco (tomado de CubaDebate)

Las Parrandas  de Remedios, una de las tres fiestas nacionales cubanas junto a los Carnavales de Santiago de Cuba y las Charangas de Bejucal, fueron observadas en su desenvolvimiento el 24 de diciembre por expertos y especialistas del país, para ser declaradas Patrimonio Cultural de la Nación.

Este proceso se inició hace algún tiempo y se espera que en la celebración de este año se constate cómo perduran sus valores identitarios y la participación popular en torno al hecho cultural.

Las parrandas de la villa San Juan de los Remedios, en la provincia cubana de Villa Clara -en el centro del país- son consideradas la festividad más antigua de Cuba, la cual surgió cuando el padre Francisco de Quiñones, que oficiaba en la Iglesia de la octava localidad fundada por los españoles en la Isla, en el siglo XVI, ante la ausencia de feligreses a la llamada Misa del Gallo, ideó que los muchachos del pueblo despertaran con pitos, fotutos, gangarrias y latas a los vecinos, obligándolos a acudir a la ceremonia religiosa.

Es esta una fiesta ruidosa desde su propio nacimiento. Hacia 1871 adoptan la estructura que en lo esencial la mantienen viva. En ella se enfrentan dos barrios: San Salvador y El Carmen. El 24 de diciembre, una vez que las campanas de la Iglesia Parroquial Mayor anuncian las nueve de la noche, cada bando descubre la habilidad creadora en sus trabajos de Plazas y la carroza que cada uno de ellos ha mantenido en secreto durante todo un año. A esto lo acompaña una guerra de fuegos artificiales, morteros y bengalas, así como la música tradicional caracterizada por el repique y la polka y los símbolos de cada parte.

Las parrandas se fueron extendiendo posteriormente y con características parecidas a muchas otras localidades, entre ellas Camajuaní, Caibarién, Vueltas, Falcón, Chambas y otras.

Como siempre este día todo Remedios es “Parranda”, pero en esta ocasión un elemento la hace superior porque lleva implícito el sabor de la victoria que cada barrio le imprime a saber que sus aportes están como patrimonio cultural de la nación y que desde esta parte del centro de Cuba se perpetuará la cultura cubana en una de sus auténticas y genuinas representaciones populares.(todas las fotos)

Zapatos blancos para una niña en Santiago de Cuba

Zapatos blancos para una niña en Santiago de Cuba

“Mamá, dónde queda ese país que se llama Santiago de Cuba…dice la maestra que los niños lo perdieron todo y que vamos a mandarles lo que podamos…¿tú crees que mis zapaticos de cuando era chiquita sirvan?”

Así preguntó Kassandra desde sus seis años en una más de las muestras solidarias entre los caibarienenses por estos días. Por supuesto, la pregunta dio pie para ubicarla en la geografía nacional y decirle que aquí en nuestra propia patria, otros niños se quedaron sin techo o sin ropa y que Sandy, con nombre de amiguito del círculo infantil, era un viento fuerte llamado huracán que arrancó los techos  e inundó las casas. También aprendió que dar sus zapatos blancos del primer año es un gesto hermoso y quizás sean ahora para otra niña que por estos días arribe a esa edad.

En varias viviendas de Caibarién comienzan a aparecer pegatinas que dicen: “Trabajador solidario”, las sitúan los pioneros y señalan los hogares de trabajadores de la Unión Eléctrica que partieron hacia las provincias orientales a dar su aporte en la recuperación.

El Consejo de Iglesias en Caibarién recibe donaciones de todo tipo, cada cual desde las posibilidades de su economía, algunos con más de lo que pueden.

Vuelve a escucharse con frecuencia la frase que desde tiempo atrás empleamos para ayudar a los hermanos de otras latitudes, ahora aplicada a los cubanos del Oriente: “Solidaridad no es dar lo que nos sobra, sino compartir lo que tenemos”.

Naciones que saben de nuestro apoyo en momentos difíciles envían lo necesario: materiales de construcción, alimentos …no faltan tampoco frases de aliento en diversas lenguas.

Y la fortaleza de este pueblo, que está en su poder de recuperación ante los embates de cualquier tipo, se fragua con la solidaridad; esta “colmena” que somos, de nuevo comienza a dar miel.

Quizás dentro de unos años, cuando se hable de ciclones tremendos que azotaron a Cuba,  Kassandra cuente a sus hijos de aquella vez en que regaló sus preciosos zapatos blancos.